Este álbum captura la alegría y la emoción por el regreso de la trompetista holandesa Maite Hontele y del pianista cubano Ramón Valle a la ciudad que fue testigo de tantos momentos hermosos en sus carreras artísticas. Jugar juntos siempre es pura alegría. Se trata de la conversación musical, la apertura y la vulnerabilidad. La amistad que Hontele y Valle comparten fuera del escenario continúa naturalmente en el escenario. Se siente como una extensión perfecta.

Grabar juntos en La Habana fue un reto especial: ¿cómo capturar esa misma atmósfera, esa espontaneidad y conexión en un estudio? Donde cada nota está bajo la lupa, uno busca recrear la magia de una actuación en vivo. Eso es exactamente lo que lograron aquí. Tras varias presentaciones en el Festival Internacional Jazzplaza de La Habana la semana anterior a las grabaciones, ya estaban en el ritmo adecuado. Se sintieron inspirados y con energía. 

Pero sobre todo, fue su amistad y su amor compartido por la música cubana lo que hizo que funcionara con tanta naturalidad. Es por eso que este álbum se siente como un tributo a su vínculo y a la rica cultura musical cubana.